Nuestra sección "Monstruos de Hoy" presenta al:
El Tito Alberto, en un de sus dramáticas apariciones.
En el fondo no es malo, sólo un incomprendido
En un estrecho vagón de tren -uno de esos trenes regionales repleto de viajeros incómodos, que después de varias horas de viaje transpiran insolentemente con una persistencia digna de encomio, mientras el aire se contagia de un olor nauseabundo- Pepito y Maripili aguantan a duras penas la perorata de su tía Clotilde:
No sé, no sé... me resultan familiares, como si los conociera desde hace mucho tiempo
- ..y por eso, niños, el cazador volvió para abrir la barriga del lobo, rescató a la dulce Caperucita y se casó con ella.
- ¿Eso quiere decir tía -inquirió Pepito- que si Caperucita no hubiera sido tan buena, tan guapa y tan dulce la habrían dejado en la barriga del lobo?
- ¡Qué asqueroso ese cazador! -exclamó Maripili, que era muy precoz y sensible hacia las políticas transversales del gobierno- Seguro que era un pedófilo. -Y añadió para sí:- ¡Casarse con una niña!
- A mi me da pena, el pobre lobo... -continuó Pepito- Es una especie en peligro de extinción. Y lo único que hizo fue calmar su apetito.
- ¡Oh, sois imposibles! -clamó tía Clotilde, dándose por vencida- No sé por qué me molesto en contaros ningún cuento.
Oculto entre las sombras, el Tito Alberto observa...
Junto a ellos, olvidado en un rincón del habitáculo, apenas iluminado por la escasa luz del sol poniente, un cuarto viajero (¿quién sino el bueno del Tito Alberto?) hace su aparición.
Déjeme con ellos, señora. Verá como espabilan
- Señora, ¿perdona mi intromisión? Los niños de hoy ya no tienen interés en cuentos de hadas, como Caperucita o Blancanieves. Ahora tienen acceso a Internet y canales para adultos emitiendo películas durante 24 horas. Los niños prefieren otras historias más realistas y adecuadas a los tiempos actuales.
- ¡Por favor!...- respondió condescendiente tÌa Clotilde- He trabajado durante años en una guardería y sé perfectamente cómo tratar a los niños.
- Pues no se nota...
- ¡Entreténgalos usted si puede! Acabará harto de ellos. O bien ellos hartos de usted. Se pasarán toda la noche incordiando y no habrá manera de que podamos dormir en todo el trayecto.
- PermÌtame...-solicitó el Tito Alberto, que tras dar un caramelo a cada niño, inició su historia.
Los caramelos... una vieja táctica que nunca falla.
Y ahora niños, prestad atención a mi historia...
- ¿Habéis oído hablar de Hansel y Gretel?
- Puff... -dijo Pepito con gesto de aburrimiento- vaya coñazo de historia.
- Eso porque hasta ahora sólo os han contado la versión para niños. Sin las escenas de sexo, la sangre y el gore -continuó el Tito Alberto tras advertir cómo tía Clotilde caía dormida, rendida por el cansancio-.
- ¿Cómo va a haber sexo, si eran hermanos? -preguntó Maripili, súbitamente interesada-.
- No hay nada malo en ello. Hansel y Gretel, igual que vosotros, estaban en pleno crecimiento y tenían curiosidad por su cuerpo. Les habían crecido pelitos en las axilas y habían cambiado de talla varias veces. Además Gretel empezaba a notar ciertos trastornos cada mes.
¡Saben más que nosotros a su edad!
- ¡¿Le había venido la regla?! -exclamó Maripili (ya habíamos dicho que era muy lista para su edad)
- Digamos que pasó de ser niña a mujer -aclaró Tito Alberto- ¡Y que menstruaba abundantemente!
Lo que parecía una inocente travesía en tren... ¡SE ADENTRA AHORA EN LO DESCONOCIDO!
En este punto, tanto Pepito como Maripili dirigían por completo su atención hacia el Tito Alberto, agradablemente sorprendidos por el cambio de rumbo que estaba tomando el relato.
- Hansel y Gretel eran tontos- dijo Pepito- Se perdieron en el bosque, pese a los senderos para turistas, los carteles y la posición del sol.
- Eso ocurre en la versión para niños. Pero vosotros ya no sois niños, ¿verdad? -respondió el tito Alberto guiñando un ojo-. Ya estáis preparados para escuchar la historia REAL. (...)
Los modernos Hansel y Gretel, con un colocón de narices.
- En fin...- continuó el Tito Alberto ante el silencio de los niños- la verdad es que no había bosque. Lo habían talado para construir un polÌgono industrial en los arrabales. Los niños fueron allí de noche para buscar un pico en algún oscuro tugurio, en el descampado contiguo. Y no había luz, porque una banda de rumanos había robado los cables de cobre del alumbrado público.
- ¿Y el teléfono?
- No hay cobertura para el móvil en esa zona. Y la policía evita entrometerse.
Este barrio no ha conocido la especulación de la vivienda
Maripili inquirió:- ¿Qué hay de la bruja?
- Oh, esa. Pues... era una vieja puta de la zona, echada a perder por el sida y a saber cuántas otras enfermedades venéreas. Durante un tiempo sobrevivía haciéndoles pajas a los viejitos, en la trasera del geriátrico -Pepito se ruborizó al escuchar la palabra "paja"-. Pero luego vio que había más dinero en la droga, y montó un despacho de lectura del tarot que le sirviera de tapadera.
La bruja esa, cuando todavía se ganaba los cuartos en una postura horizontal
Y aquí, ya definitivamente echada a perder, ejerciendo sus dotes como vidente
- ¿Por qué fueron Hansel y Gretel hasta allí?
- ¿Y dónde querías que compraran la droga? ¿En su barrio, donde todo el mundo les conoce? ¡No! Su padre era un mala bestia, y si se entera les parte el lomo a hostias.
Los efectos de la droga sobre los adolescentes.
- ¿Y su madre?
- Su madre es una sonada que se pasa las tardes frente a la tele, hipnotizada por los chismes y cotilleos de unas cuantas mariconas. No le preocupaba lo más mínimo lo que pudiera pasarle a sus hijos, porque se había quedado preñada con catorce años y consideraba que ya había malgastado suficientemente su vida dándoles de mamar hasta que se le secaron los pechos.
La madre de los niños, disfrutando de una tertulia con Jorge Javier Vázquez y Jordi Hurtado.
Completamente embebido por el relato, Pepito dejó volar su imaginación:
- ¿Por qué quería la bruja comérselos? ¿Era una asesina en serie?
- Bueno, eso no es del todo cierto, ¿sabes? A la bruja le interesaba Gretel porque las virgos se venden a buen precio, y por eso decidió engancharla con la heroína y el crack, para convertirla en un despojo humano y tenerla bajo su dominio.
Las drogas son malas
- ¿Y Hansel?...
- Hansel era sólo un poco mayor que su hermana. Acompañó a Gretel hasta el polígono para defenderla. Pero era un broncas y, además, ¿qué puede hacer un adolescente, aunque sea carne de gimnasio, frente a una pandilla de delincuentes? Lo apalearon en plena calle, después de que le montara un pifostio a un gitano que le estaba mirando el culo a su hermana. Y cuando llegó a la casa de la bruja ya había perdido mucha sangre y quedó inconsciente.
Hansel, recibiendo una paliza por bocazas.
Maripili no parecía muy convencida:
- Dijiste que habría "gore". ¿Cómo se libraron de la bruja? ¿Se la cargó Hansel?
- No, qué va. Hansel no pudo hacer nada porque falleció de un shock séptico a las pocas horas. La bruja tuvo miedo de llamar a un médico, para que no descubrieran su tapadera, y lo dejó morirse. Luego, después de darle un pico a Gretel, metió el cuerpo en la bañera hasta desangrarlo. Deshacerse del cuerpo no tenía mucho problema, porque en casi todas las parcelas del polígono había perros guardianes que devoraban la carne y los huesos. Pero le costaba muchísimo serrar el cuerpo en pedazos. Y ese fue su fin.
La bruja, metiéndole un "pico" a Gretel
- No entiendo...
- Llamó a uno de sus antiguos chulos para que la ayudara. Pero este, cuando vio a Gretel, decidió "compartir" con la bruja el negocio. Ella no estaba de acuerdo con la propuesta, porque el chulo básicamente le pagaba una miseria a cambio. Y aunque ese día pudo desembarazarse de él, chillando y chillando como una cerda en el matadero, hay quien opina que no fue otro sino su antiguo amante quien le pegara un sirlazo por la espalda y la dejara tiesa en la calle, pocos días después.
La bruja, apunto de despedazar el cuerpo de Hansel
Los restos de Hansel, listos para repartir entre bolsas de basura
¡Este perro tiene pinta de insaciable!
¡Ya ha empezado a comerse el cuerpo!
La tía Clotilde abrió un ojo y comenzó a desperezarse:
- ¿Qué tal le ha ido, le han dado muchas molestias? -dijo mientras abrazaba y besaba a sus sobrinos con mimos empalagosos
- Chsss, tía, no te pongas a joder ahora -le replicó Maripili molesta-, deja que este señor termine de contarnos qué fue de Gretel.
- Oh, le fue bien -contestó el Tito Alberto que, queriendo complacer a Maripili con unas gotas de corrección política, concluyó:- gracias a las ayudas de la consejería de bienestar social, consigue dosis gratuitas de metadona para calmar el "mono" e independizarse de los chulos. Ahora se ha mudado a un apartamento del extrarradio y su número sale en las páginas de "contactos" de los periódicos. Todavía es menor de edad, así que está muy cotizada.
El anuncio de Gretel en las páginas del muy católico ABC: "¡¡¡cómeme toa!!!".
- Pero, pero... -la tía Clotilde se puso lívida y gritó indignada:- ¡Es usted un monstruo, un pervertido!- a lo que Pepito contestó:
- Ah, cierra esa bocaza, momia -mientras Maripili, abrazada al brazo del Tito Alberto, a quien miraba de forma reverencial con un respeto que hasta entonces había dirigido sólo a la Rigoberta Menchú y al abuelo de Zapatero, replicó a su tÌa a modo de coda:
- ¡¡¡Nos vas a comer la polla!!!
