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sábado, 10 de diciembre de 2011

Tito Alberto se pierde.


Práctica habitual por parte de algunos desalmados es abandonar en período vacacional a las mascotas con el clásico "busca, busca". El sentimiento trágico que experimentan estas pobres criaturas cuando retornan con el palito en la boca y no hallan a sus dueños es traumático.
Algo semejante es lo que años ha sufrió en sus carnes orondas nuestro querido chico Killer, Tito Alberto.
Cuando tan solo era un tierno infante se apartó irreparable y definitivamente de su familia en una visita a la Expo de Sevilla mientras contemplaba la cabalgata del Curro. Durante horas llamó a sus progenitores sin resultado ante el desconcierto e indiferencia de los viandantes. Por suerte el Sr. Canalla lo encontró y acogió en su hogar para niños descarriados.
Desafortunadamente la historia se repite y recientemente sus compañeros killertoonianos lo "olvidaron" en una esquina después de una juerga flamenca, mientras él consultaba el facebook.
Hay quien afirma haberlo visto entonces pegando voces por el parque de Maria Luisa, llamando a sus parientes adoptivos sin resultado. Actualmente lo retienen en el psiquiátrico de Ciempozuelos, y evitan acercarle siquiera un portátil.

HEW, HEW, HEW!!!!

domingo, 19 de septiembre de 2010

El pasado gayer del Killer.




A mediados de los años 70 el comic underground daba sus primeros pasos amparado por la juventud de la recién estrenada democracia. Por aquel entonces tuvo lugar en Barcelona la primera manifestación gay de España. Un imberbe señor Canalla descubrió el filón del comic transgresor y apostó por las publicaciones clandestinas. Estas revistas de baja calidad y presupuesto dieron trabajo y poco dinero a muchos jóvenes artistas que iniciaban su andadura comiquera. De todos aquellos productos destacaron por su singularidad historietas de ínfima calidad pero de elevado contenido sexual que imitaban el estilo de Tom of Finland. Se podían adquirir de tapadillo en minúsculas tiendas de baratijas entre montones de comics desordenados algo más caros que en los kioskos de prensa. La normalización y la aparición de las parejas de hecho acabaron con aquel panorama.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Un poco de historia, nenes (y nenas)


(en la imagen de arriba, una viñeta del nº 3 de "Zurullo, el tipo más duro" obra de Ralph Infantino)

"A mediados de los ochenta, Calavera Cómics (que una década más tarde se convertiría en la archifamosa Ediciones Canallas) subsistía gracias a la edición de colecciones de superhéroes que no eran sino un remedo barato y poco imaginativo de los tebeos de Marvel. El Señor Canalla obligaba a sus dibujantes a imitar con descaro el estilo de Kirby, Buscema o Byrne (entre otros) y les incitaba, a veces mediante la coacción o incluso la tortura, a plagiar sin escrúpulos argumentos y personajes. Las series no carecían de interés pero una elección desafortunada de los nombres de los personajes así como el hecho de que la acción se desarrollara en el barrio cordobés de Cañero (transmutado para la ocasión en una especie de Brooklin casposo) impidió que tuvieran el éxito de público y ventas esperado. Sin embargo, hoy esas piezas del arte popular más rancio son casi inencontrables y se han convertido en verdadero objeto de devoción por los coleccionistas".

Extraido del capítulo 2 de "Lo canalla no quita lo valiente, biografía no autorizada del Señor Canalla")