PRÓXIMAMENTE:

martes, 3 de enero de 2012

monstruos de hoy

Nuestra sección “MONSTRUOS DE HOY” presenta a:


MOI PICHÓN


Los orígenes de MOI (asín, con mayúsculas) se remontan a su pueblo natal, Villanabos del Retuerto, donde su progenitor sofocaba los calores del verano con todo aquello que se le pusiera buenamente a mano.


“Co… co… co… coo…pón”


Ya me parecía que la Caponata estaba dáa un poco de sí”.

“Lo que te diga yo, compadre. Son toas unas putas”


Apenas nueve meses después, recién salido de un cascarón de huevo, el bueno de MOI , saltó al duro escenario de la vida con la finalidad de que no le hicieran picadillo en este proceloso mundo, de comer o ser comido.



Sus inicios en el corral fueron difíciles. Las gallinas le tomaban por enclenque y se reían de él a sus espaldas: “Este no nos dura ni cuatro asaltos”, decían las muy cluecas. “En cambio, el Pollopera… este sí que es un gallo; y no como ese pollito”. 


Er “Pollopera”, puro macho


Er MOI, poca chicha pa tanto caldo-


En estas, los dueños del corral echaron al Pollopera a los leones, digoo… a las gallinas. Y ya se frotaban las manos, seguros de su éxito, pensando que tenían semental pa largo.


Pero a las 24 horas… el pobre bicho estaba reventao, sin fuerzas, escurrío…

“Hay que ver –se lamentaban los dueños- con lo buen mozo que parecía… el torso tan fuerte, la voz tan potente… ¡y se ha quedao pa los restos!”


Lo que quedó del Pollopera. 


Cualquiera habría pensao que el siguiente turno era pal Moi, pero nooo… el granjero seguía viéndolo mu poquita cosa, y prefirío otras alternativas. Se gastó los cuartos en una de esas ferias de ganado, buscando otro gallito que sembrara de alegría la corrala.


Jean Clod, gallo de pelea.


desplumao a los dos días.


Farruquito, el John Holmes de los plumíferos.


Como lo encontraron al día siguiente.


“En fin…” –pensó el granjero- no queda otra. Habrá que echar a las gallinas a ese pobre gallo ennegrecío y nervudo, a ver si se porta medioqué”.


Joer, ninyo, si se portó… cuando ar día siguiente fue el granjero ar corral, provisto del recogedó, pa llevarse el cuerpo der pollo… ¿Qué creéis que vio?


Toas las gallinas revueltas y sofocáas, tirás en el suelo, igual que ésta. Ydiciendo: “Puff… er Moi. Ma dejao er coño plagao de ronchas”. Y otra: “Bueenoooo… si te digo lo que ma jecho… Me ha puesto en esta postura, en esta otra… ¡Qué animal!”. Y una tercera: “Jartica ma dejao. ¡Toa jartica de polla!...”


Alucinao se quedó el granjero: “Ese pollo es un filón. Quién lo iba a decí… ¡con lo chuchurrío que estaba!”. Pero por mucho que buscó a Moi, no lo encontró entre las gallinas. Había hecho un bujero en la malla y sabía escapao por él


“No huyas cabróoon. Que aún me pica er chiichi” se oía entre el cloqueo.“Era demasiao macho -decían algunas -. No está hecho pa nosotras… tiene que ser de dominio público”. “Er mundo entero es su gallinero, y los demás animales, sus cobayas” –añadían otras-.


Pero el granjero no quería perder al MOI. “Ese pollo es una mina de oro. Si lo alquilo como semental me haré rico”. Y siguió el rastro der Pichón (el mote viene de “pischa”, claro) con la esperanza de encontrarle antes que acabase reventao de tanto follá.


No fue difícil encontrar su rastro, porque allí por donde había pasao, podías encontrar un rastro de animales exhaustos:


La perrita Lassie. Tras la experiencia, pasó a trabajá en películas pa adultos.


Un colega del Tito Alberto. “Como te las pasao, canaallaaa… si se te ve en la cara. No hace falta que disimules


¡¡¡La señora del granjero!!!


A lo lejos, el pobre granjero vio una bandada de buitres, sobrevolando sobre los restos de un animal: el pobre MOI, que yacía tumbado boca arriba, con las alas abiertas de para en par y la lengua de medio lao. 


“Nooo… mi gallito bueno, con lo macho que era. ¿Qué será ahora de mí, sin mi semental? ¿Dónde conseguiré a otro como él?...”


Y en esas, el granjero escuchó la voz del MOI, que en voz baja le recriminaba: “Largo de aquí, mastuerzo y cierra esa bocaza.” 

“…¡QUE ME VAS A ASUSTAR A LAS MORENITAS!”


- “Psé… qué quieres que te diga… Después de conocer al MOI, ya nada me impresiona” 


5 comentarios:

  1. Bien tito alberto, te has portado, no has provocado la cólera del pollo. Pero deja de apiporrarte de dulces alucinógenos que no te sientan bien. Creo que hay por ahí un médico que te quiere explorar el ano con unos forceps.Cuando te metas con los pelos de Raulo ya no sé qué podría llegar a pasarte.

    ResponderEliminar
  2. Por el amor de Dios, que alguien cambie la clave de acceso ya para que Alberto no siga metiendo mierda en el blog. Esto es una puta basura. Menos de la revista, aquí no se habla nada más que de gilipolleces sin sentido. Este blog es un asco y no es digno de la revista. Copón.

    ResponderEliminar
  3. ¿Por qué tanto odio?

    ResponderEliminar